"No queremos que nadie explote a nadie y nada más. Esto es lo que Perón ha querido asegurar para su pueblo y ha quedado bien asentado en la nueva Constitución.
"Yo, sin embargo, por mi manera de ser, no siempre estoy en
ese justo punto de equilibrio. Lo reconozco. Casi siempre para mí la justicia
está un poco más allá de la mitad del camino... ¡Más cerca de los trabajadores
que de los patrones!.
"Es que para llegar a la única clase de argentinos
que quiere Perón, los obreros deben subir todavía un poco más, pero los patrones
tienen mucho que bajar.
"Lo cierto es que yo, que veo en cada obrero a un
descamisado y a un peronista, no puedo ver lo mismo, si no está bien probado, en
un patrón.
"Soy sectaria, sí. No lo niego; y ya lo he dicho. Pero ¿podrá
negarme alguien ese derecho? ¿Podrá negarse a los trabajadores el humilde
privilegio de que yo esté más con ellos que con sus patrones?.
"¿Si cuando
yo busqué amparo en mi amargo calvario de 1945, ellos, solamente ellos, me
abrieron las puertas y me tendieron una mano amiga?.
"Mi sectarismo es
además un desagravio y una reparación. Durante un siglo los privilegiados fueron
los explotadores de la clase obrera. ¡Hace falta que eso sea equilibrado con
otro siglo en que los privilegiados sean los trabajadores!.
"Cuando pase
este siglo creo que recién habrá llegado el momento de tratar con la misma
medida a los obreros que a los patrones, aunque sospecho que ya para entonces el
Justicialismo habrá conseguido su ideal de una sola clase de hombres: los que
trabajan.
"No tengo aspiraciones de profeta; pero estoy firmemente
convencida de que, cuando el siglo se cumpla, los hombres recordarán con cariño
el nombre de Perón; y lo bendecirán por haberles enseñado a vivir."
EVITA (de su libro "La razón de mi vida")
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